martes, 14 de junio de 2016

Reseña: El Callejón de los Milagros

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Reseña: El Callejón de los Milagros

Año: 1995
Género: Drama
Clasificación: R
Duración: 144 min.

Por Cristhian Ponce.

   Las ilusiones colman la existencia humana, como un recipiente que se llena gota a gota del cuál bebemos todo su líquido y que transpiramos con pudor, ellas hacen de nuestro vivir un imaginario que antojamos verdadero. Y no se trata de idealizar cosas alejadas de nuestro mundo, si no de aquello que hará de nuestra vida un lugar tranquilo, lo que necesitamos para amortiguar la dura realidad que nos ha tocado vivir. Quizá por eso verlas quebrajarse nos desmorona con facilidad, nos recuerda que seguimos viviendo en el mundo que siempre hemos habitado.

    El Callejón de los Milagros del director Jorge Fons nos lleva a ese barrio donde seres humanos viven contiguamente peripecias en su búsqueda por sanar el dolor de su existencia. Pero no hay que engañarnos. Los personajes no viven alejados de nuestra realidad.  Son aquellos que luchan día a día para poder vivir, quienes tienen un trabajo humilde y que viven entre la línea que divide a la pobreza y una vida más abundante.

    Vicente Leñero, que no se diga más, es una de las figuras literarias más importantes de México, adapta al contexto nacional la obra del escritor egipcio Naguib Mafhuz para traernos un guion excepcional lleno de personajes memorables y humanos, narrando sus historias de manera alterna. En el film vemos como Don Ru (Ernesto Gómez Cruz), quien es dueño de una cantina donde varios personajes van a divertirse, tiene que lidiar con sus problemas hogareños en su búsqueda de algo que le haga vivir nuevas emociones. Almita (Salma Hayek) una bella joven que busca iniciarse en el tortuoso camino del amor, y a Susanita (Margarita Sanz) la mujer dueña del lugar donde todas estas personas viven, y que a su vez espera ansiosa la llegada de un nuevo amor.

    Será por el cumulo de sus supersticiones ligadas a adivinación o las limpias realizadas por la madre de Alma a todos los vecinos, o quizá por el constante anhelo de una vida mejor en la que se ven inmersos la mayoría de los personajes. El Callejón de los Milagros más que un sitio en la Ciudad de México parece ser más bien un refugio mágico donde la realidad tarde o temprano alcanza a sus protagonistas. Y la realidad, sobra decirlo, dista mucho de ser un antídoto a la existencia.

      No importa en qué lugar del mundo estemos, ni el contexto en el que nos encontremos: el anhelo y la desilusión humanos son parte importante de nuestra perpetuidad. Es ahí donde se encuentran los milagros, en disfrutar y sufrir.


Calificación: 8.7/10



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