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Reseña: El Callejón
de los Milagros
Año: 1995
Género: Drama
Clasificación: R
Duración: 144 min.
Por Cristhian Ponce.
Las
ilusiones colman la existencia humana, como un recipiente que se llena gota a
gota del cuál bebemos todo su líquido y que transpiramos con pudor, ellas
hacen de nuestro vivir un imaginario que antojamos verdadero. Y no se trata de
idealizar cosas alejadas de nuestro mundo, si no de aquello que hará de nuestra
vida un lugar tranquilo, lo que necesitamos para amortiguar la dura realidad
que nos ha tocado vivir. Quizá por eso verlas quebrajarse nos desmorona con
facilidad, nos recuerda que seguimos viviendo en el mundo que siempre hemos
habitado.
El Callejón de los Milagros del director Jorge Fons nos lleva a ese
barrio donde seres humanos viven contiguamente peripecias en su búsqueda por
sanar el dolor de su existencia. Pero no hay que engañarnos. Los personajes no
viven alejados de nuestra realidad. Son
aquellos que luchan día a día para poder vivir, quienes tienen un trabajo
humilde y que viven entre la línea que divide a la pobreza y una vida más
abundante.
Vicente Leñero, que no se diga más, es una de las figuras literarias más
importantes de México, adapta al contexto nacional la obra del escritor egipcio
Naguib Mafhuz para traernos un guion excepcional lleno de personajes memorables
y humanos, narrando sus historias de manera alterna. En el film vemos como Don
Ru (Ernesto Gómez Cruz), quien es dueño de una cantina donde varios personajes
van a divertirse, tiene que lidiar con sus problemas hogareños en su búsqueda de
algo que le haga vivir nuevas emociones. Almita (Salma Hayek) una bella joven
que busca iniciarse en el tortuoso camino del amor, y a Susanita (Margarita
Sanz) la mujer dueña del lugar donde todas estas personas viven, y que a su vez
espera ansiosa la llegada de un nuevo amor.
Será por el cumulo de sus supersticiones ligadas a adivinación o las
limpias realizadas por la madre de Alma a todos los vecinos, o quizá por el
constante anhelo de una vida mejor en la que se ven inmersos la mayoría de los
personajes. El Callejón de los Milagros
más que un sitio en la Ciudad de México parece ser más bien un refugio mágico
donde la realidad tarde o temprano alcanza a sus protagonistas. Y la realidad,
sobra decirlo, dista mucho de ser un antídoto a la existencia.
No importa en qué lugar del
mundo estemos, ni el contexto en el que nos encontremos: el anhelo y la desilusión
humanos son parte importante de nuestra perpetuidad. Es ahí donde se encuentran
los milagros, en disfrutar y sufrir.
Calificación:
8.7/10
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