domingo, 30 de diciembre de 2018

TOP 28: Mejores Películas 2018

TOP 28: Mejores Películas 2018

Por Cristhian Ponce
El cine es quizá la mejor manera en la que podemos ver representada al tiempo. No nos referimos a la elipsis o a algún recurso narrativo en especial, sino a aquellas cosas que se plasman dentro de las películas, aquellas que nos marcan tanto a nosotros, así como a una generación.

     Es así, como ya es tradición, te presentamos una lista con lo que – a criterio personal- considero son las mejores películas de este 2018.


28. Early Man, de Nick Park
     Aardman Studios no solo termina por confirmar que es el estudio más importante de animación stop-motion en el mundo, sino que además logra confeccionar mensajes de crítica político-social de manera divertida con esta representación de la final del mundial de fútbol México 86, tiempo después de culminada la Guerra de las Malvinas. ¿Coincidencia?
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27. Black Panther, de Ryan Coogler
     Ryan Coogler nos presenta la que probablemete sea la mejor película del Universo Marvel. El mayor elogio es el desarrollo de un villano con motivaciones con las que podemos empatizar. Un desarrollo de personaje que nos recuerda al Hamlet de Shakespeare. Si hay algo criticable, sin duda es que esto es lo mínimo que deberíamos esperar de una película de este tipo. 
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26. Museo, de Alonso Ruizpalacios
     El director actualiza el discurso propuesto en su anterior cinta (Güeros) y nos entrega una cinta que si bien no es perfecta (y que pide a gritos reconozcamos su fanatismo por Godard), acierta mucho en arriesgar.
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25. A Star is Born, de Bradley Cooper
     Bradley Cooper es director y actor protagonista de esta película en donde comparte escenario con Lady Gaga. El acierto radica en que la historia coincida mucho con la historia personal de Gaga, haciendo que las emociones se perciban más naturales (pese a su rosa desarrollo). Las canciones escritas por la cantante sin duda la harán acreedora de diferentes premios.
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24. Lady Bird, de Greta Gerwig
     La rota ilusión del sueño americano encarnado en una película coming of age. Una película que sufrió el peso de su sobredimensión. Sin embargo, la gracia con la que Gerwig describe esa paso a la adultez (casi reflejando a la sociedad norteamericana) aunado a la excelente actuación de Saiorse Ronan valen dichos elogios.
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23. The Shape of Water, de Guillermo del Toro
     Una de las películas mas celebradas del mexicano, pero lejos de lo propuesto en El Laberinto del Fauno y El Espinazo del Diablo. No obstante, Del Toro presenta una habilidad como director (así como una atención al detalle) que se disfrutan de principio a fin. No su mejor filme, pero quizá el de mejor manufactura.
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22. You Were Never Really Here, de Lynne Ramsay
     La directora nos presenta la historia de un hombre que salva a una niña de una red de prostitución. A simple vista pareciera el planteamiento de Taxi Driver, pero la directora hace gala de su particular estilo para diseccionar el impacto corrosivo de una sociedad corrompida.
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21. The House That Jack Built, de Lars Von Trier
     El que alguna vez fuese declarado Persona non grata en el Festival de Cannes, vuelve no solo al festival, sino también a provocar a las audiencias. Y si, también su tono aleccionador. La película es en sí una declaración de principios acerca de cómo el director ve a la sociedad. Y será que lo cuenta bien o mal, pero cuando menos la discusión de algunos temas resulta bastante pertinente.
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20. First Reformed, de Paul Schrader
     El escritor de Taxi Driver parece muy poco dispuesto a olvidar a Travis Brickle, por lo que en esta “actualización” nos presenta la vida de un reverendo acomplejado que se debate en su fe y problemas ambientales. Una actualización que se percibe un tanto forzada pero que no por ello deja de resultar interesante de discutir.
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19. Sorry to Bother You, de Boots Riley
     La influencia de Get Out y el estilo satírico de Jordan Peele se ve claramente en Sorry to Bother You. En esta ocasión, veremos como diversos problemas de la vida laboral estadounidense se abordan con humor y un toque un tanto surrealista (y pretencioso).
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18. BlacKKKlansman, de Spike Lee
     El director vuelve con la que quizá es su mejor cinta desde Do The Right Thing. La historia de un agente negro que se infiltra al Klu Klux Klan es el punto de arranque para una película que recuerda el poder e impacto de la representación cinematográfica. El mejor ejemplo es ver como lo integrantes del KKK celebran al ver la película Birth of a Nation de D.W. Griffith. Situación que nos gustaría fuese ficción, pero no lo es.
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17. The Incredibles 2, de Brad Bird
     La secuela de una de las cintas más amadas de Pixar toma como a protagonista a Elasti-Girl, dejando que Mr. Incredible se encargue de los queaceres del hogar. Una cinta que rompe con moldes de género de manera orgánica y que nos recuerda que los actos heroicos están en los grandes esfuerzos de quienes nos rodean.
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16. Isle of Dogs, de Wes Anderson
     Después de The Grand Budapest Hotel, el director nos trae esta cinta animada que habla las barreras sociales de una manera simpática y graciosa, al más puro estilo de Anderson.
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15. Call Me by Your Name, de Luca Guadagnino
     Una película en donde la condición sexual no es la problemática. Aquí la única complicación es el dolor que conlleva el primer amor. Quizá esa idealización es lo que dota a este filme de fuerza, ya que deseamos que esa mirada deje de ser una utopía.
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14. Leave no Trace, de Debra Granik
     Vivir al margen del sistema económico social no solo corresponde a cuestiones ideológicas, sino a necesidades humanas. La manera en que Debra Granik retrata la relación de un padre y su hija que viven en un bosque, así como su acercamiento a la sociedad, nos demuestran que las estructuras sociales a veces no están hechas para todos.
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13. Visages Villages, de Agnés Varda y JR
     De manera bella, Varda y JR nos llevan a un recorrido por diferentes lugares para conocer a sus habitantes. Será ahí donde se harán retratos que se pegaran en las paredes, conociendo de paso que los lugares están construidos de personas, de recuerdos.

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12. Teatro de Guerra, de Lola Arias
     En esta película, la directora confronta a hombres sobrevivientes que estuvieron al frente de la Guerra de las Malvinas. Soldados que recrearan en un set de filmación cruentos sucesos vividos. Si bien Joshua Oppenhaimer hizo un experimento similar en The Act of Killing, el tratamiento de la directora logra una conexión mucho más empática con los involucrados, incluyendo al espectador.
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11. Mandy, de Panos Cosmatos
     Al puro estilo del black metal, el director nos trae una cinta donde un hombre tendrá que vengar el asesinato de su novia en manos de una secta religiosa. Las imágenes son un claro homenaje a álbumes de bandas como Burzum o Dimmu Borgir, recordando que los actos de rebeldía corresponden a la violencia ocasionada por la imposición.
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10. The Ballad of Buster Scruggs, de Joel y Ethan Coen
     Los Coen están de vuelta, y en esta ocasión nos traen una película dividida en capítulos donde veremos como diversos personajes del viejo oeste tendrán que enfrentarse a la ley del mas fuerte, así como al cruento paso de la muerte. Es ese humor con el que tratan el tema lo que nos recuerda lo efímera que es la vida, la brutalidad con la que el ser humano se abre paso por el mundo, y eso nos arranca carcajadas sinceras.
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9. The Florida Project, de Sean Baker
     A través de la mirada de las niñas y niños protagonistas, vemos derrumbarse la ilusión del llamado sueño americano. Es esa inocencia la que protege a estos niños de la desilusión y crueldad del mundo.
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8. Eight Grade, de Bo Burnham
     El retrato de una niña que crece en la desconexión generacional que viven las actuales generaciones y sus padres, es también el retrato de la soledad que vivimos como seres humanos en diferentes etapas de nuestras vidas. El duro paso a la maduración es un recorrido continuo e inacabable.
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7. Hasta los Dientes, de Alberto Arnaud
     No solo es la denuncia de la injusta muerte de dos jóvenes en manos del ejército mexicano. Arnaud confecciona una historia de horror y suspenso que no duda en dejarle helada la sangre a nadie. El saber que es el retrato de una realidad vivida solo sirve para hacer el discurso aún más aterrador.
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6. Ready Player One, de Steven Spielberg
     Probablemente el más grande “guilty pleasure” de muchos cinéfilos este año. Sin embargo, mas que ser un placer culpable, vale la pena reconocer que Spielberg conoce la razón por la que muchas personas vemos películas: escapar de la realidad. Además de ello, el director también le recuerda a Hollywood que si se trata de entretener, hay que hacerlo bien.
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5. Three Billboards Outside Ebbing Missouri, de Martin McDonaugh
     El retrato de un Estados Unidos fracturado. Injusticia y juicio sobre las víctimas. Los actos rebeldes adquieren otra dimensión en este “western” contemporáneo. Además, dejar cuestionamientos puntuales acerca de la conducta social para ser resueltos por la audiencia es también un recordatorio del poder subversivo del cine.
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4. La Casa Lobo, de Cristobal León y Joaquín Cociña
     Esta película de animación stop-motion es a su vez, una película ficticia creada por un grupo dedicado a la explotación infantil que en verdad existió. A manera de un cuento de hadas horrífico, la cinta nos cuenta como un grupo de niños fue abusado de múltiples maneras en un campo de concentración durante el periodo de Augusto Pinochet en Chile. Un recordatorio del impacto del cine. Un recordatorio del poder de la representación.
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3. Zama, de Lucrecia Martel
     La directora de Una Mujer sin Cabeza vuelve a subir la apuesta. En esta ocasión, nos trae las desventuras de Don Diego de Zama, un hombre que durante la estancia española en Paraguay. Es a su vez el retrato de un hombre que no pertenece a ningún lado, que se encuentra como un pez a la orilla del mar. Lucrecia Martel es una autora que demuestra que para hacer cine se tienen muchos recursos tanto visuales como audiovisuales. La manera en la que nos hace empatizar con su protagonista a partir del sonido y la imagen son de lo mejor que hemos visto en años. Una autora que quizá será mejor apreciada por generaciones futuras.
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2. Cold War, de Pawel Pawlikowski
     El director polaco vuelve después de su anterior cinta, Ida (2013). Ahora trae consigo el retrato de una pareja que no lucha por quererse, pero que no puede estar junta. La frialdad con la que Pawlikowski retrata esta relación, así como el contexto en el que se desarrolla, nos ponen a pensar sobre esa concepción utópica que tenemos sobre el amor… y sobre el mundo. Casarse en un mundo en ruinas es quizá el mejor ejemplo de ello.
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1. Roma, de Alfonso Cuarón
     La mejor película del Alfonso Cuarón revienta con una aguja fina la burbuja del clascismo en nuestro país. Con la añoranza que mira a su pasado nos recuerda que hay cosas que preferiríamos siguieran ahí. Si bien, en ocasiones el cineasta parece más preocupado porque notemos sus referentes (desde Amarcord, La Strada u 8 ½ de Fellini, o El Limpiabotas y El Ladrón de Bicicletas, de Vittorio de Sica). Eso no demerita la que quizá es la película más redonda del año. Un ejercicio estilístico que es, además, la cinta que más ha logrado provocar debates acerca de su contenido.  
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martes, 6 de noviembre de 2018

Week-End, o la manera en que Godard protesto con su cámara.

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Week-End, o la manera en que Godard protesto con su cámara.


            
La llamada Nueva Ola Francesa de cine que surgiera en la década de 1950 en Francia es probablemente uno de los actos de rebeldía más importantes que han surgido a través de la pantalla grande. Esta ola de cineastas trajo consigo una serie de cambios estéticos y técnicos a un panorama fílmico global, mismo que se veía dominado por una estructura marcada por un colorido y optimista Hollywood que repetía una formula basada en el glamur, narrativa con inicio, nudo y desenlace, grandes sets de grabación y personajes que superaban sus tragedias en la gran mayoría de los casos. Es evidente que el cine norteamericano de dicha época no engloba la visión de todos aquellos que vivieron en la época, sobre todo con contextos políticos, sociales y culturales tan diversos.


            Jean Luc-Godard es probablemente el cineasta más icónico surgido de la llamada Nouvelle Vague.   Desde el inicio de su carrera se atrevió a romper con cuantas reglas estructurales se permitió. Por citar ejemplos,  en Vivir su Vida (1962) vemos como se le niega al espectador la posibilidad de ver el rostro de la protagonista, misma que vemos de espalda y voltea su rostro hasta pasados algunos minutos, así también en Banda Aparte (1964) vemos una escena completamente sin sonido cuando los protagonistas deciden guardar un minuto de silencio. Godard trataba en cada ocasión de romper la ilusión onírica que provoca el cine al no seguir las reglas convencionales del cine y así poder recordarle al espectador que se encuentra viendo una película. Esto más que un capricho intelectual es una declaración de principios, una manera de contestarle a una industria predominante y decirle: no estoy dispuesto a seguir tus reglas, ni tu ideología. Al romper con las convenciones del lenguaje del cine, Godard hace visible una postura ideológica y política de oposición.  A través de la ruptura hace un acto de protesta.

            Es en Week-End (1967) donde posiblemente Godard explota su rebeldía estética de manera mucho más contundente. Partiendo desde el inicio de la cinta, se plantea una acalorada conversación entre un matrimonio burgués del que solo veremos sus siluetas en una habitación con poca luz. Ambos tienen relaciones extramaritales, y también ambos planean matar al amante de su cónyuge. No obstante su problemática, la pareja tendrá que ir a la casa del padre de ella, esto para asegurar quedarse con la herencia que este podría dejarle. En su camino, se toparan con un embotellamiento en carretera. La gente se insulta a diestra y siniestra, ya sea por sonar claxon o por el vehículo en el que conducen. Durante algunos minutos desconocemos la causa del embotellamiento, pero conforme el coche de la pareja avanza notaremos que personas de diferentes clases sociales discuten entre sí, aunado a múltiples accidentes automovilísticos que se van sucediendo por la carretera.

            Godard plantea dos cosas importantes en estas secuencias: el egoísmo de las clases sociales más privilegiadas y el caos desatado a través de la diferencia de clases. Es aquí donde el rompimiento de convenciones estéticas de Godard ayuda en la construcción de su discurso. El hecho de que el director dote a las situaciones de una naturaleza fantástica nos ayuda a romper con la ilusión del celuloide, mismo discurso que se refuerza al mostrarnos a una sociedad en conflicto. Es decir, el director nos dice de manera irónica que la estructura social ha colapsado.

            El cineasta culmina su cinta con el rapto de la pareja protagonista por parte de un grupo de revolucionarios hippies que se hacen llamar Frente de Liberación Sena y Oise, mismos que además practican el canibalismo. Esta es una declaración de principios anarquistas por parte del autor, mismo que revela a un grupo de personas que no siguen regla social alguna más que la supervivencia. De nueva cuenta, su estilo estético y narrativo está al servicio del mensaje, ya que esto es en sí una alegoría (cargada de ironía) acerca de los movimientos estudiantiles y políticos que se sucedían en Francia al momento de realizar la película.



            Week-End es una declaración de principios ideológicos que nos ayudan a comprender el sentimiento de una generación que terminaría por revelarse en el llamado Mayo Francés en 1968, exigiendo cambios políticos asociados a posturas anarquistas, comunistas y socialistas, y que a su vez, sufrió represiones por parte del estado francés. Todo un suceso que amerita una revisión profunda. Si bien, lo que plasma el cineasta se refiere a la situación de Francia en aquella época, es también un reflejo del espíritu generacional que impero en diversas partes del planeta (incluyendo México, donde se vivieron protestas estudiantiles en varias partes del país, culminando en la Matanza de Tlatelolco). Quizá por ello esta cinta de Godard adquiera mayor relevancia al entender su contexto, ya que al plasmar los sucesos de una época de manera ficcionada y fantástica, aunado al constante recordatorio de que estamos viendo una película, nos conducen a un análisis acerca de la problemática social suscitada en el momento (y quizá en la actualidad). Lo planteado por el director es un acto contestatario que plantea a la deconstrucción de la ficción como punto de comparación y contraste para entender nuestra realidad inmediata. Una bomba molotov en forma de montaje cinematográfico.





martes, 10 de julio de 2018

Cortometrajes FAPS 2017: Entre la ausencia, dolor y distancia paternal.


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Cortometrajes FAPS 2017: Entre la ausencia, dolor y distancia paternal.

Por Cristhian Ponce

     Más allá de arenas y saguaros, de caballos y música de banda. El folclor que los mexicanos distinguidamente llamamos sonorense hace eco no solo de su parafernalia y fauna, que hacen a su cultura tan peculiar a ojos extranjeros, sino que es desde sus entrañas que podemos reconocer esa manera tan particular de retratar, o más bien, representar los aspectos de dicha cultura que fácilmente se asocia al norte de México.

     ¿Pero de que estamos hablando exactamente? Hablamos de la escena cinematográfica del estado de Sonora, misma que se encuentra trabajando constantemente el día de hoy, y que en esta cuarta edición del Fondo de Apoyo a la Producción Sonorense (FAPS) otorgado por el Instituto Sonorense de Cultura, nos entrega 3 cortometrajes con visiones y estilos totalmente diferentes, pero unidos por una misma temática que las hace funcionar como un tríptico producto de la casualidad. Dicha temática abordada desde la docuficción, el horror y el mockumentary.

     En el caso de la docuficción Bajo el Agua, de la directora María Fernanda Galindo, vemos un relato íntimo de la historia de una niña que ha crecido lejos de su padre. Ocho años después de esa separación, vuelve a esa tierra que pudo ver en fotografías, pero ahora el recuerdo se vuelve melancólico. La relación que entablaran esta niña y su padre será una alegoría que usara como base las obras de teatro que su padre ha escrito para narrar sus inquietudes y sentimientos, misma alegoría que es a su vez la obra fílmica que vemos en pantalla. La narración en off, la cual se desarrolla a manera de poesía, nos ayuda a comprender como la ausencia y el recuerdo juega un papel importante para la construcción de quienes somos. La fotografía de Juan Hernández transforma los bellos paisajes sonorenses en postales llenas de nostalgia gracias a su paleta de colores monocromática. Al ver las imágenes, tal pareciese que se rescatan las memorias de aquellos que alguna vez pisaron dichas tierras. ¿Acaso no son los recuerdos y el pasado la base de quienes somos? En ocasiones, la ausencia y la distancia suelen dejar ecos aún más grandes que la cercanía y la presencia.



     En El Encargo, Paco Espinoza nos entrega un cortometraje de horror que narra cómo un hombre se decide a buscar a un criminal que ha cometido un acto imperdonable, y de esta manera poder consumar su venganza. Con un estilo visual que explora el cine de horror de los años 50 – sobre todo por su maquillaje y fotografía en blanco y negro -, El Encargo nos habla de la carga generacional que los padres suelen dejarles a sus hijos no solo al momento de criarlos, sino también al momento en el que estos se ausentan. La exploración a los motivaciones de Hamlet se traslada a la sierra sonorense, en un viaje tipo western que nos deja pensando si el legado que los padres heredan a sus hijos son riquezas o cruentas maldiciones.



     En el mockumentary, Las Rancheras, el director Hermann Neudert nos cuenta la historia de un adolescente que es vocalista de una banda “que es como los Beatles con sonidos sudafricanos”. En tono de falso documental el cortometraje nos presenta la brecha generacional – y cultural – que puede existir entre padres e hijos. La comedia y el uso de la cámara sirven como un recurso narrativo eficaz para establecer un puente empático entre el espectador y lo que se ve en pantalla. Todo esto refleja el sentir de dos generaciones que no pareciesen tener vínculos en común, pero que a través de las acciones establecen esos puentes que no pudieron establecerse por cuestiones ajenas a ellos. La construcción del puente generacional no está solo en que asimilemos las diferencias, sino también en demostrar que a pesar de ellas nos importa.



     Los Cortometrajes Ganadores FAPS 2017 nos demuestran que los temas pueden ser abordados de infinidades de maneras y estilos, a la vez que hablan – al igual que otros trabajos – que el cine sonorense se ve y se siente diferente, y eso es bueno por donde se le vea.



-   - Actualmente los cortometrajes Bajo el Agua y Las Rancheras se encuentran seleccionados en Guanajuato Film Festival 2018. Sugerimos estar al pendiente de su corrida por diferentes festivales de cine.

lunes, 9 de julio de 2018

Reseña: Black Panther

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Imagen propiedad de Marvel Studios. Todos los derechos reservados.



Reseña: Black Panther

Director: Ryan Coogler
Género: Acción/Superhéroes
Clasificación: B
Duración: 134 minutos
Año: 2018

Por Cristhian Ponce

     En el mundo cinematográfico de Marvel Studios se ha vuelto reducido a una formula comprobada de entretenimiento que no exige mucho al espectador, que cumple en cada entrega con satisfacer el deseo de entretenimiento que los fanáticos esperan obtener. Cuando una cinta se atreve a romper un poco con esa estructura suele brillar del resto, superando la expectativa de ese mismo público que no esperaba más y obtiene algo mejor. Dicho caso es el de la cinta Black Panther, dirigida por Ryan Coogler (Fruitvale Station, 2013), cinta que se propone mostrarnos el desarrollo individual del superhéroe.

     La película nos revela la historia de T´Challa (Chadwick Boseman), quien hereda el trono de la nación africana (y ficticia) de Wakanda, un lugar secreto con tecnología superior a la del resto del planeta. Para su ascenso al trono deberá cumplir con una serie de rituales para liderar a dicha nación. Todo esto se verá en riesgo cuando unos traficantes se hagan con tecnología de dicha nación, poniendo en riesgo la integridad del pueblo.

     El punto más relevante de Black Panther sin duda sea que a diferencia del resto de las películas de Marvel, las motivaciones de sus personajes son explícitamente definidas por sus acciones. Esto no es obra de la casualidad, ya que el guión bebe claramente de las bases dramatúrgicas de William Shakespeare, específicamente de Hamlet y Macbeth. Por ello no es sorpresa que muchos hayan encontrado similitud entre esta cinta y El Rey León (1994). Tanto las motivaciones del héroe T´Challa y las de su villano, Erik Killmonger (Michael B. Jordan) son claro reflejo de la venganza de Hamlet como motor para cumplir con la encomienda que su padre le ha legado. ¿Qué significa esto? Qué los conflictos y motivaciones hacen a los personajes, los convierte en humanos y a su vez, nos permite empatizar con ellos. Esto más que ser una genialidad, es más bien un principio universal a la hora de desarrollar a un personaje. Esto no demerita el trabajo dramático de la cinta. Al contrario, es gracias a ello que la cinta sobresale de lo que la mayoría del Marvel Cinematic Universe ha venido a ofrecer a lo largo de 10 años.

     De manera atinada, la mirada y estilo del director Ryan Coogler se hacen visibles (a pesar de que el estilo Marvel sigue presente). Este parece ser el camino que el estudio abordará para poder seguir vigente dado a su ya desgastada formula.

     Hay muchas cosas más que podríamos decir de esta cinta tales como su banda sonora, misma que fusiona música africana y hip-hop, y que bien podríamos debatir como apropiamiento cultural o dignificación de estas manifestaciones musicales. También podríamos hablar de su claro posicionamiento político anti-Trump (mostrando una cultura afro-americana desplazada y marginada, así como su discurso post-créditos a favor de construir “puentes y no barreras”)  y también pro-neoliberal (al sugerir que las naciones deben compartir sus bienes naturales al planeta entero). Todo eso es parte del discurso político que Marvel siempre muestra en sus cintas de manera no central, pero si directa.

     Es importante decir que Black Panther es una película que bien nos mantendrá entretenidos como buen blockbuster hollywoodense, pero que aún con sus atributos, tampoco significa una obra que pretenda ser otra cosa (y esto no es necesariamente malo). La película sobresale de la mayoría del MCU por darnos lo que deberíamos exigirle como mínimo a todas las cintas del género: un guión bien escrito.



martes, 5 de junio de 2018

Entrevista al director Alberto Cortés


Entrevista al director Alberto Cortés.
Por Cristhian Ponce

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A propósito de su visita a Sonora en el marco de los talleres de producción de cine documental de la Red Nacional de Polos Audiovisuales que ofrece el Instituto Mexicano de Cinematografía y el Instituto Sonorense de Cultura, y de la reciente nominación al Ariel 2018 a Mejor Documental por su última cinta El Maíz en Tiempos de Guerra (2017), nos dimos a la tarea de conversar con uno de los directores de cine más importantes de México.

En El Maíz en Tiempos de Guerra,  su más reciente película, vemos reflejada la lucha por la cosecha del maíz en contextos donde el narco y los transgénicos son amenazas constantes para campesinos y diversos grupos indígenas. ¿Nos puede hablar un poco acerca de la película?
-       Pues es una película que sigue el curso del maíz en un año agrícola. Esto se filmó en 2015 y fue con cuatro familias campesinas de diferentes lugares de México, de diferentes pueblos. Una familia wixárika (huichol), otra familia mixé de Oaxaca, y dos familias tzetzales mayas de Chiapas. Entonces durante el ciclo agrícola de 2015, como de abril a diciembre, estuvimos yendo como 3 o 4 veces a cada uno de estos lugares y fuimos registrando el paso desde que se prepara la tierra, la siembra, después el cuidado de la planta hasta la cosecha y en ese transcurso todas estas familias campesinas nos van contando como lo hacen, como se trabaja el maíz, porque se trabaja de esa forma, la importancia de la milpa, la defensa contra la contaminación del maíz transgénico. En fin, de la importancia del maíz en estos pueblos que no es solamente la defensa de una planta o de un grano sino toda la defensa de toda una cultura, una manera de vivir, una manera de ser. Y es un poco lo que plantea la película, a través del maíz conocemos su forma de vida, su lengua, como viven, como preparan de diferentes formas el maíz. Y pues de alguna manera entendemos o vemos, somos testigos de cómo su cultura se expresa a través del cultivo de esta planta.

A la izquierda Cristhian Ponce, derecha Alberto Cortés. Foto por Emily Icedo.


En ese sentido, ¿Por qué abordar este tema a través del cine documental?
-       Evidentemente es un tema que no se puede tratar de otra manera más que como un documental. Porque, digamos, está la  propuesta de trabajar con ellos, que me permitan entrar a sus milpas y a sus casas y pues es hacer un registro de como es esta vida campesina en el México de hoy.


Curiosamente, hablando de la nominación de su más reciente película a los premios Ariel, resulta por demás interesante observar que sean precisamente documentales los que más destaque en esta ocasión (La Libertad del Diablo, Batallas Íntimas). ¿Qué importancia adquiere el cine documental?, ¿Por qué considera usted que el cine documental ha adquirido esa relevancia en el país?
- Yo creo que el documental mexicano si ha adquirido una relevancia importante. No sé por qué. Por un lado hay cineastas que si le están metiendo mucha creatividad y hay, digamos, como un documental de autor. De que los cineastas proponen cosas con estilo muy particular. Pero también resulta que el documental se refiere a la realidad, y está tocando temas muy candentes, muy importantes ahorita. Yo creo que por eso tiene esa relevancia.

Foto: Emily Icedo.


Dentro de su carrera hemos podido observar cómo se ha deslizado entre la ficción y la no ficción, y en ambas se ha atrevido a abordarla de diferente manera. En el caso de El Corazón del Tiempo (2009), usted dirigió a actores no profesionales pertenecientes al EZLN para contar una historia de ficción y en Ciudad de Ciegos (1990) vemos como personalidades como Rita Guerrero y Saúl Hernández también actúan. ¿Cuándo es necesario contar una historia a través de la ficción y cuando en la no ficción?
-       Yo creo que el propio tema te pide como hacerlo. Por ejemplo en el caso del Corazón del Tiempo es una película sobre la vida cotidiana de la comunidad zapatista y no había otra forma de hacerlo, ya que al hacerlo documental no podrías llegar, digamos, a tocar ciertos temas. Hubieran tenido que usar el pasamontañas, y en este caso era una película de ficción y era mostrar la vida cotidiana, meternos un poco a las emociones y los sentimientos y creo de alguna manera se logró trabajar con ellos como actores. Era también una manera de darle cierta autenticidad a la narración ya que hubiera sido muy difícil que actores aprendieran como se vive ahí, como se camina, como se trabaja, como se usan los caballos. Quizá perdimos un poco de profesionalismo de la actuación, pero sin embargo ganamos mucho en autenticidad en la manera de hablar, en la manera de ser, en la manera de comportarse.

Hablando de películas como Amor a la Vuelta de la Esquina (1987) que nace en una época donde estaba el cine de ficheras, pero aquí vemos historia de una prostituta que se contrapone a como se veía en dicho tipo de películas. Ahora tenemos mayor acceso a ver películas que nacieron en otros contextos y eso permite que se le den nuevas lecturas. ¿Cómo considera usted que el cine impacte a la sociedad a través de estas plataformas?
-       Pues no sé, yo siempre defiendo que el cine se ve mejor en el cine porque es una experiencia en colectivo, con la oscuridad de la sala. Y en cambio, estas nuevas plataformas proponen otra cosa, más cercano a la televisión. Aunque si, uno tiene la facilidad de acceder a muchos títulos en internet que ha abierto una posibilidad increíble de investigar, de meterse a temas, de buscar cosas. Pero digamos, el cine siempre se disfruta más en una sala oscura. Creo que esos valores que tiene el cine continúan ahí y la gente lo sigue apreciando, sigue yendo al cine. Y las otras plataformas en algún momento ayudan a ver películas históricas, que en su momento fueron muy importantes y rescatarlas y mirarlas. Pero yo sigo pensando que el cine es la mejor manera de ver películas.

¿Qué opinión tiene acerca de que se este trabajando en una Red Nacional de Espacios Alternativos de Exhibición Cinematográfica en México? Esto dado a que en nuestro país se hace mucho cine, pero se ve o se distribuye muy poco.
-       Son importantísimos. Los cineclubes siempre han jugado un papel muy importante porque, digamos, es una manera de ver otro cine, un cine diferente al cine comercial. Educan, forman públicos. Es otra dimensión del cine.
Ahora vivimos una tragedia impresionante porque se hacen muchas películas pero no se exhiben. Hay un desprecio del cine mexicano por parte de las dos grandes exhibidoras, realmente les estorbamos. Son grandes compañías exhibidoras que están al servicio del cine norteamericano y de alguna manera pues crean una censura o limitan mucho el acceso que podemos tener no solamente al cine mexicano, sino a cualquier otro cine de otras cinematografías.


Foto: Sergio Ponce

Hay muchas personas queriendo hacer cine en México. En este caso la Red Nacional de Polos Audiovisuales viene a formar de alguna manera y/o dar un empujón para que más personas se inicien en la labor del cine documental. ¿Qué otras iniciativas considera usted importantes para que pueda crecer el cine en México?
-       Creo que hay muchísimas iniciativas, hay un buen número de escuelas de cine, hay un gran interés por hacer cine. Yo creo que es importante descentralizar la producción del cine, que no todo sea a partir de la Ciudad de México. Toda esta cultura que es tan amplia en México pueda expresarse en el cine. Expresar otras maneras de hablar, otros espacios, y sacar un poco al cine de este centralismo en el que estamos.

Para finalizar, ¿Para que hace cine Alberto Cortés?
-       Para contar cosas. Para contar historias. Para comunicar. A veces uno tiene ganas de expresar algo, de sacarlo o comentar algo sobre lo que está pasando en México, en la vida, en este tiempo. Y el cine es un medio muy hermoso para poder comunicar cosas. Se pueden comunicar emociones, sentimientos, ideas. Es un medio muy completo para poder expresar lo que uno quiere decir.


Foto: Ausencia Aguirre

lunes, 21 de mayo de 2018

Reseña: Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo

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Reseña: Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo

Dirección: Yulene Olaizola
Año: 2009
Género: Documental
País: México

     En el ámbito de la literatura y dramaturgia, sin duda no hay nadie que haya representado de mejor manera la tragedia que William Shakespeare y Víctor Hugo. Cuando Shakespeare se aventuraba a plasmar las motivaciones humanas como el motor que nos conduce a la miseria y la tragedia, Victor Hugo mostraba la ilusión de los desvalidos como un hecho utópico. Por ello, resulta por demás interesante que esta  cinta de Yulene Olaizola lleve por nombre Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo, ya que esto no es una alusión solamente a una obra pictórica que veremos en la cinta, sino también a la naturaleza con la que los hechos y la narrativa de la película se van desarrollando.

     Apoyada totalmente en la entrevista y en el archivo documental, la película nos narra la aparición de un personaje llamado Jorge Riosse, un pintor y escritor que aparecería en la vida de un par de mujeres décadas atrás. Al puro estilo de Citizen Kane (Orson Welles, 1941), los testimonios otorgados nos irán develando a un personaje mítico, encantador y por demás complejo. Al igual que la cinta de Welles (que era un profundo fan de Shakespeare), el sentido unitario de la obra se revela a través de la recopilación de testimonios, para revelar al ser humano en el desarrollo y desenlace. Importante también que la directora dirigiera sus entrevistas en el interior de la casa donde viven estas mujeres, misma que está rodeada de los cuadros de Riosse, mostrando la importancia de este personaje en la vida de ellas.

Otra característica importante es el tono en el que dichas entrevistas se presentan. En ocasiones, vemos como cada una de ellas se ve interrumpida por la ida al baño por alguno de los entrevistados, o de igual manera que vemos como la mayoría del tiempo la develación de esta información se hará a la hora del té o mientras se bebe una cerveza. Conjugando lo anterior con los planos cerrados que veremos en todo el transcurso del metraje nos hacen empatizar con el sentir de los entrevistados, quienes no pueden dejar de pensar en la complejidad del personaje que describen. Es ahí donde todo lo anterior adquiere un sentido dramatúrgico, ya que la tridimensionalidad con la que se describe a Riosse nos hará empatizar con un ser humano que para nuestra sorpresa, podría ser el responsable de acciones sumamente reprobables, cuestionándonos si la sociedad a veces es la causante del descarrilamiento de este tipo de conductas.

El develamiento del mito del artista a través de la historia del ser humano se luce en esta cinta que apareció incluso años antes que la extraordinaria Searching For Sugar Man (Bendjelloul, 2012). Intimidades… es una cinta que nos revela el enamoramiento fortuito que tenemos los seres humanos entre nosotros a pesar de conocer nuestras virtudes y nuestros cuestionables defectos. Las imágenes en el cine documental nos recuerdan con agudeza que dichos factores viven en nuestro mundo. Y tal como Hamlet, Macbeth o Jean Valjean, la miseria y la tragedia nos harán comprender a seres humanos conflictuados por el contexto que les ha tocado vivir.  Un recordatorio del trágico devenir de la existencia humana.