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Reseña: T2 Trainspotting: Al Borde del Abismo
Año: 2017
Director: Danny Boyle
Género: Drama/Comedia/Crimen
Clasificación: R (Mayores de 18 años)
Duración: 117 min
Por Cristhian Ponce
“La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia
atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será.” Estas palabras del escritor peruano Eduardo Galeano nos recuerdan los
estragos que el paso del tiempo va dejando. Una huella tan difícil de borrar
que tarde o temprano nos veremos obligados a confrontar, sin importar lo que
esa misma historia ha ido trazando.
Han
pasado 20 años del estreno de la primera Trainspotting,
aquella cinta del año 1996 dirigida
por Danny Boyle (Slumdog Millionaire,
Steve Jobs, 127 Hours) que hablaba acerca de un grupo de jóvenes adictos a
la heroína y que marco a una generación que se aventuraba a descubrir, al
margen de los protagonistas de la historia, la importancia y repercusiones de
las elecciones en la vida. Una cinta emblema de la época que debido a su estética
y carisma pasaría a ser un clásico de culto para generaciones posteriores.
En
esta nueva cinta basada en el libro Porno
del escritor Irvine Welsh (secuela directa del primer libro también de
Welsh) vemos de vuelta a Spud (Ewen Bremner), Renton (Ewan McGregor), Begbie
(Robert Carlyle) y Sick Boy (Jonny Lee Miller) a veinte años de los sucesos de
la primera película. Las cosas han cambiado. Ya no son los noventa, la pandilla
ya no tiene veintitantos. Su espíritu enérgico ha mermado para pasar factura a
las enfermedades cardiovasculares, la disfunción eréctil o los problemas
maritales. Es en ese contexto en el cual Renton debe volver a su hogar después
de tantos años, un lugar del que había huido hace mucho tiempo. No pasara mucho
para que se percate de que tanto ha cambiado el mundo, el pasado sigue ahí,
como un fantasma acechante, cobrando vida en un Edimburgo del Siglo XXI.
En
esa área el director Danny Boyle y el guionista John Hodge aciertan de manera
rotunda al ofrecer una cinta que si bien toma elementos visuales y sonoros
representativos de su universo (como la excelente selección musical para la
cinta), no trata en ningún momento ser la primera Trainspotting. Si la primera era un frenesí de emociones
consecutivas, en esta segunda parte se apela a la nostalgia y la melancolía.
Todo ello logrado a partir de una maduración de sus personajes, mismos que
crecerán a partir de reflexiones y la asimilación de lo que alguna vez cada uno
eligió en su vida. Poética audiovisual que cita indirectamente lo que decía
Jean Paul Sartre: “Cada hombre es responsable de si mismo y de todos los
hombres”.
La
cinta no está exenta de fallos. Algunos pequeños agujeros argumentales o un
primer acto que se siente un poco aletargado. Pero son superados con facilidad y
de manera muy verosímil.
T2 Trainspotting es un excelente ejemplo
de lo que se puede lograr cuando una secuela tiene una razón poderosa de
existir y no se fundamenta solamente en la búsqueda ansiosa de dinero. El tema
sin duda es una sucesión de lo que significó la primera cinta, aunque quizá
corra con el mismo destino de lo sucedido con su predecesora al no ser
comprendida por una audiencia y encontrando refugió en generaciones futuras.
Quizá para cuando llegue ese momento muchos logren apreciar a la cinta en su
justa dimensión, viendo al pasado como los protagonistas del filme, observando
pasar las estaciones y sucesos de manera intermitente por la ventana del tren
imparable de la vida.
Calificación:
8.5/10