sábado, 18 de febrero de 2017

Reseña: La La Land

Imagen propiedad de Corazón Films.

Reseña: La La Land

Director: Demien Chazelle
Género: Musical
Clasificación: B
Duración: 128 min

Por Cristhian Ponce.

     ¿Cuál será la materia con la que se construyen los cielos? Un polvo cósmico que da brillo a las estrellas, las hace destellar de manera espectacular, nos enternece, no da esperanza. De esa misma materia deben estar constituidos los sueños, nuestros más puros anhelos. La La Land nos devuelve las ganas de volver a creer en todas aquellas cosas que en el mundo nos han hecho parecer como utópicas, caprichos imposibles de cumplir. Demien Chazelle ha logrado una joya.

     La cinta nos narra la historia de Mia y Sebastian (interpretados por unos excelentes Emma Stone y Ryan Gosling, en los mejores papeles de su carrera), dos soñadores empedernidos que se enamoran al cruzar sus caminos. Ella, una actriz que lucha por  conseguir el papel que la catapulte a la fama. El, un pianista amante del jazz clásico que sueña con revivir al género montando su propio bar. Cuando ella y él se topan la química es inmediata. La magia les suda por los poros. El baile se siente natural, realmente están inspirados. Ello nos sumerge en un mundo maravilloso, donde la concepción generalizada del musical cursi y absurdo se diluye al mostrar imágenes estéticamente bellas (una excelente fotografía de Linus Sandgren).

     Durante años, el género musical se sentía mayormente como una adaptación del espíritu Broadway, un lugar con clase al que solo se accedía al tener un gusto refinado para poder disfrutar del baile y la música. Esta cinta no pretende ser eso en ningún momento. Su espíritu es amable con el público moderno, con un carácter relajado que permite sentir la historia actual y fresca. Aunque la cinta homenajea de manera obvia pero sutil a grandes referentes del género (desde cintas como Singing in the Rain, All That Jazz, hasta Billie Jean de Michael Jackson), la película es mayormente un ejercicio genuino que demuestra un espíritu propio.

     No hay que olvidar que el director y escritor de esta cinta es también quien hizo la misma labor en Whiplash. Si bien, en aquella cinta marca el recorrido del soñador sobre un camino tortuoso lleno de sacrificio y dolor, en La La Land la postura es mucha más optimista y mágica, sin embargo, pero esto no quiere decir que sea un pedestal de rosas y caramelos. El guión nos eleva a lo alto, nos enamora, nos ilusiona de forma genuina. Y es cuando la brillante pluma de Chazelle hace su aparición, dándole suma sustancia a la cinta, dándole textura y haciendo que la cinta se nos cuele por los poros. Y es que parece que muchos musicales olvidan que no están en un teatro, si no que están en la pantalla grande. La cinta hace gala del lenguaje cinematográfico para mostrarnos escenas que sin duda pasaran a la historia como referentes del cine para la posteridad.

     Hacía tiempo que una cinta no conjugaba todos sus recursos para mostrar una cinta redonda que nos devolviera la ilusión de amar y soñar como lo hace La La Land. Quizá haya a quienes no les emocione lo que la cinta muestre. Pero hay algo que debemos saber, tal cual como lo diría Mia, “esto es para los tontos que sueñan”. Y amar y soñar cuesta mucho en un mundo apático y pesimista. Pero vale la pena cuando se viven completamente, cuando se arriesga todo por ellos. A fin de cuentas, es por eso que vivimos, es por ello que vamos a la sala de cine. Solo dejémonos llevar, ilusionémonos, surquemos los cielos, cantemos bailemos y hagamos de la dolorosa existencia un lugar placentero. Buscando otro día de sol, a alguien en la multitud, una ciudad de estrellas.

Calificación: 10/10