jueves, 16 de mayo de 2019

Reseña: Cómprame un Revolver

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Imagen propiedad de Cinépolis Distribución. 



Reseña: Cómprame un Revolver

Año: 2019
Director: Julio Hernández Cordón
País: México
Duración: 90 minutos
Clasificación: B-15

Por Cristhian Ponce

     En el panorama actual, hay muchas conductas que están siendo revaluadas por la sociedad. Movimientos activistas liderados por ambientalistas, feministas o la comunidad LGBTQ nos han enseñado que hemos tomado muchas conductas nocivas que por décadas muchos no cuestionamos y que de alguna manera u otra nos afectaban, operando casi como un fantasma invisible.

     En Cómprame un Revolver del director Julio Hernández Cordón, vemos la historia de una niña que nos narra sus vivencias junto a su padre, un hombre drogadicto dedicado a cuidar un campo de béisbol al norte de México en un tiempo incierto, donde el narcotráfico ya la violencia son un ente que domina el lugar con supremacía y normalidad para los personajes.

     Es precisamente la palabra normalidad, o en este caso, normalización, lo que permite entender el mundo construido por Julio Hernández Cordón. En el contexto planteado por la película, vemos como niños tienen que lidiar con la idea de que pueden ser robados en cualquier minuto, ser mutilados o incluso prepararse para escapar en dado caso de ser raptados. Es precisamente esa normalidad con la que miran el asunto lo que nos deja inquietos.

     Los narcotraficantes de la película (hombres en su totalidad) visten chalecos antibalas, pantalón y vestidos de flores. En un asunto de contraposición, se nos muestra un mundo donde muchas conductas se han asumido con normalidad, siendo nocivas o no. Es decir, a través de estos pequeños detalles y la mirada infantil de la protagonista iremos siendo testigos de cómo asumimos con normalidad los cambios del mundo.

     Una escena clave para entender esto es ese plano cenital con el que vemos a la protagonista rodearse de cadáveres representados a través de dibujos. La violencia se caricaturiza, nos distanciamos de su efecto devastador. O bien, en una banda llegando a una fiesta mientras uno de los narcotraficantes lanza balas al aire. La violencia se vuelve una celebración.

     Cómprame un Revolver es un relato de un futuro que no se ve tan distante, que se diluye casi con el presente, para revelarnos el efecto cultural y devastador de normalizar a la violencia. Del mundo en el que los niños actualmente crecen, asumiendo la destrucción, la sangre y la devastación como si se tratasen de un juego.

     Las distopías se plantean un futuro desolador para confrontarnos con nuestro presente. En este caso, Cómprame un Revolver es un relato que nos cuestiona sobre los usos culturales que hemos adoptado y sus consecuencias respecto al mundo que le dejamos a las nuevas generaciones. Si los niños y niñas asumen el mundo en el que viven como si se tratase de un juego, valdría entonces preguntarnos ¿A que juegan las niñas y niños?



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