Imagen propiedad de Warner Bros. Pictures. |
Reseña: Dunkirk
Año: 2017
Director: Christopher Nolan
Género: Bélico/Suspenso
Duración: 120 min.
Clasificación: B (12 años en
adelante).
Por Cristhian Ponce
¿Cómo
saber cuánto cuesta la tranquilidad si nunca se nos ha arrebatado la calma?, ¿Cómo
valorar el tiempo si nunca hemos presenciado la cuenta regresiva de la vida? Cuando
no apreciamos el enorme valor que ello supone, solemos ceder a la frivolidad,
pagando el precio de olvidar aspectos primigenios que nos ayudan a orientar
nuestro sentido humano. El cine es una puerta que nos transporta a las
experiencias que otros han vivido, ayudándonos a apreciar cosas que de otra
manera quizá nos sería imposible.
Los
sucesos retratados en Dunkirk nos transportan a la Segunda Guerra Mundial, en
un panorama donde los ejércitos tanto francés como británico han sido orillados
al mar por los alemanes, dejándolos así a la espera de la muerte en un panorama
desolador, o bien, a que suceda un milagro.
La trama se
nos narra desde tres perspectivas diferentes: La primera nos cuenta los sucesos
vividos por el ejército británico en el muelle de Dunkirk, esto durante el
transcurso de una semana. En la segunda observamos como un valiente hombre, acompañado
de su hijo y un amigo, deciden ir a salvar a cuantos soldados les sean posibles
en su pequeña embarcación, sucediendo esto en el transcurso de un día. Y en su
tercera parte observamos como tres tripulantes de las avionetas de combate
Spitfire interfieren en el suceso, esto durante el transcurso de una hora.
Christopher
Nolan, quien dirige y escribe la cinta, ha demostrado desde el inicio de su
carrera un dominio soberbio del uso elíptico del tiempo, acelerando los
segundos más asiduos y alargando los momentos más intensos para incrementar la
tensión. Como ya es característico en el estilo del director y tal como hemos
visto en cintas como Memento (2000), su
opera prima, o Inception (2010), el
cineasta londinense hace uso de la información que va proporcionando al
espectador sobre los sucesos de la trama, revelando cada nuevo detalle en el intercalando
de los distintos puntos de vista, mismos que se van cruzando en determinados
momentos. Este último aspecto sin duda pondría orgulloso a su compatriota
Alfred Hitchcock, ya que en este último aspecto radica mucho del valor envolvente
de la película.
El detalle más
sobresaliente de la cinta radica en su excelente uso del sonido. La mezcla auditiva
nos sumerge en un ambiente donde el peligro es latente en cada segundo, trasladándonos
a un campo de batalla hostil y furtivo al escuchar aviones acercarse a toda
velocidad, balas que atraviesan metros de distancia para alcanzar a su objetivo
o a bombardeos que hacen salpicar agua y arena. Los sonidos son tan naturales
que podemos percibir el temor al unísono. La tensión aumenta con las excelentes
composiciones de Hans Zimmer, con las que el metrónomo va in-crescendo, acelerándose
al compás de las manecillas del reloj y los latidos del corazón. Esto nos hace
empatizar emocionalmente en un ambiente en donde la paranoia incrementa cada
vez más.
En cuanto a
postura política, la cinta se toma muchas libertades creativas a la hora de
retratar los sucesos vividos en mencionado hecho histórico. La importante participación
del ejército francés queda prácticamente olvidada y es recordada de manera muy
escueta, y la participación de la Alemania Nazi en el conflicto solo se menciona
al comienzo de la cinta. Es importante reconocer la postura de la cinta para
que el entendimiento del suceso no quede mal interpretado. En este caso, Dunkirk
se perfila mas como una muestra de los crueles sucesos vívidos en el conflicto bélico
mas grande la historia, en el cual además de suceder actos horríficos, también figura
la esperanza de la humanidad en la valentía de aquellos que solo quieren volver
a casa. En honrar a los héroes desde un punto de vista británico.
Sin duda,
Dunkirk es un gran ejemplo de lo que se puede lograr cuando se utilizan bien
todos los recursos técnicos con los que se cuenta en el cine de gran manufactura.
Un estremecedor recuerdo de un periodo histórico que no debe ser olvidado, y
sin duda, un recordatorio del enorme valor de la tranquilidad y el destructivo fenómeno
que es la guerra.
Calificación:
9/10
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