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Reseña:
Belleza Americana (American Beauty)
Año: 1999
Género: Drama
Clasificación: R
Duración: 122 min.
Por Cristhian Ponce
Hay cosas traducibles a un contexto
literal, cuales podemos encontrar en un diccionario y definir en un planteamiento
definitivo. Sin embargo, hay otras tantas en las que la misma palabra rebota en
nuestro consiente tratando de aterrizar el concepto, y en el que aun cuando
parece que encontramos un sentido lógico, el mismo puede diferir de lo que la
sociedad o nosotros mismos creíamos. Tales palabras parecen no conducir a ningún
lado, pero cuando se nos pregunta ¿Qué es la belleza? Más vale razonar la
pregunta, aun cuando damos por sentada la respuesta, esta puede ser
multivariada.
En Belleza Americana vemos la historia de un hombre llamado Lester Burnham
(Kevin Spacey), quien trabaja como ejecutivo de publicidad, mismo empleo que le
otorga muy poca satisfacción. Su esposa, Carolyn (Annette Bening) trabaja de
agente inmobiliaria; ella es una mujer ambiciosa que vive obsesionada con la
figura del éxito y las posesiones materiales. Ambos son padres de Jane (Thora
Birch), quien es una joven de secundaria que vive atrapada en sus
inseguridades. El matrimonio vive en una crisis, misma que se verá afectada
cuando Lester conoce a la bella amiga de Jane, Angela Hayes (Mena Suvari), misma
con la que Lester comienza a obsesionarse.
La cinta hace goce de un
espectacular guion escrito por Alan Ball, mismo que se hace valer de una
excelente narrativa llena de diálogos inteligentes y un tono que rosa entre el
drama y la comedia negra. Las excelentes actuaciones del reparto hacen que las
situaciones vividas por los personajes sean empáticas y su evolución nos
parezca por demás conmovedora, amén de la extraordinaria actuación de Kevin
Spacey quien hace gala de su labor histriónica valiéndose la mayoría del tiempo
de micro expresiones utilizadas de manera soberbia.
El conjunto de valores ofrecidos por
Sam Mendes (director del filme) acompañados de una excelente foto de Conrad
L.Hall, conforman una obra que ofrece una mirada a través de los estereotipos
de la belleza que no siempre terminan por satisfacer nuestra necesidad humana,
ataduras a un sufrimiento innecesario, mismo que Mendes presenta de una manera
peculiar. Las cuestiones en la cinta son profundas, nos invitan a voltear la
mirada a lugares que solemos ignorar, en lugares aparentemente invisibles,
sitios donde la belleza parece brotar como la miel, todo ello con un carisma
único. Los conceptos no son totales, por lo tanto vale revalorar aquello que
creíamos definido en pro de nuestro propio espíritu, deshaciéndonos de las
ataduras de nuestra artificial
felicidad.
Calificación:
10/10
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