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Reseña: El Sabor de las Cerezas (Taʿm-e
gilâs)
Director: Abbas Kiarostami
Año: 1997
País: Irán
Género: Drama
Duración: 98 minutos
Por Cristhian Ponce
Abbas
Kiarostami es sin duda un referente del cine no solo iraní, sino también un
vanguardista reconocido en todo el mundo dado que se ha encargado de exhibir
problemáticas de interés universal con una singularidad muy personal. Uno de
los principales atributos de su cine se debe a esa confabulación entre los
valores culturales de su país de origen para hablar de situaciones humanas que
atañen a todos sin importar fronteras.
En el
particular caso de su cinta El Sabor de
las Cerezas, Kiarostami hace una reflexión íntima acerca de la vida y la
muerte, al relatarnos la historia de un hombre que conduce su vehículo en busca
de alguna persona que lo ayude a completar un trabajo misterioso. En este
aspecto, el director nos introduce acertadamente en la entrañas de su
protagonista, mismo al que veremos en planos cerrados conduciendo un Jeep en la gran mayoría del filme. Los
diálogos personales y la información que se nos irá soltando tal cual fuesen
gotas de agua en el verano ayudan a la sumergirnos en la introspección y
reflexión que el protagonista (De nombre anónimo) se irá planteando a lo largo
de su recorrido.
Es
importante comprender que Kiarostami hace un claro homenaje con este filme a
otro gran cineasta: Ingmar Bergman. Si bien, el cineasta iraní recurre a
técnicas propias del director de Persona (1966), tales como rehusarse a utilizar música
como indicativo emocional. El mayor referente se vuelca alrededor de su
temática. La más clara referencia sin duda es a la película Fresas Salvajes (1957), dado que en
ambas películas se vincula el recuerdo de la vida con la eminente llegada de la
muerte. En Fresas, Bergman nos
muestra el ocaso de la vida de un hombre de edad avanzada que recuerda con
melancolía una bella y dolorosa etapa de su vida a la espera de la llegada de
la muerte. En el caso de la película de Kiarostami, el cineasta nos plantea un
momento en la vida de hombre de mediana edad, del que poco (o nada) sabemos. En
este caso, los recuerdos y argumentos no serán planteados por su personaje
principal, sino por los diferentes personajes que irán apareciendo en la vida
de este hombre. Las decisiones del protagonista se ven cuartadas por los
alegatos morales, religiosos o políticos que pueden suscitar temas como el
suicidio o la eutanasia. Los contrapuntos y similitudes entre las dos obras
sirven tanto de homenaje, así como para decir que un tema tan complejo tiene
tantas aristas que puede ser abordada desde distintos puntos de vista
personales y culturales.
El debate suscitado
dentro del filme se transforma en poesía dado que los argumentos de los personajes
serán expuestos, en su mayoría, en los interiores del automóvil del personaje
principal. En ese sentido, las vueltas por el desierto para llegar a un lugar
incierto sirven como contrapunto para hablar de alegatos y situaciones que
llevan a lugares desconocidos. Tal como la vida misma.
El Sabor de las Cerezas es una
cinta nostálgica y potente que ubica la obra de su autor como un referente
importante del cine iraní. Parte de su brillantez radica en la resignificación
que hace a manera de homenaje a un clásico del cine, dotándolo de identidad propia
y utilizando su propia voz para ahondar en el tema desde otra perspectiva. En
una era donde se cree que todo está dicho, esta cinta nos recuerda que al igual
que la vida, las cosas no siempre son de la misma manera.
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